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GUERRA DE LAS MEMORIAS EN COMPULANDIA 

Cierto día, en el Valle del Chip, iniciaron la guerra de las memorias. Todos querían prestarse para guardar  información y decían ser los más importantes: el Brillito CD, conocido así por su
cara brillante que reflejaba la luz; el abuelito Disquete, viejito, pero resistente
en el tiempo; el gran Fortachón Disco Duro; y Peque Flash, flaquito, pero veloz
en las carreras.
Todos discutían argumentando su eficiencia, capacidad y velocidad para
almacenar la información. 

Para evitar problemas, la reina CPU llamó a todos los involucrados a una asamblea para solucionar pacíficamente asunto tan delicado.

Minutos antes de iniciar la asamblea, los involucrados continuaban en discusión. El Rey Windows impuso el orden y pidió escuchar con atención. 
Brillito tomó la palabra: 
“Yo guardo los archivos y nadie puede borrar mi información”. 

Disco Duro indicó que él disponía de toda la información, pero le
reclamaban que no podía salir de la computadora y que siempre debía
estar conectado. 

El abuelito Disquete decía que guarda archivos desde hace muchos años, que todavía funciona y que era fácil de llevar a diferentes sitios.

Peque Flash señaló que, a pesar de ser pequeño y flaquito, tenía una gran capacidad de almacenamiento y se lo podía llevar por todos lados. 

Alguien lo interrumpió diciendo que se podía perder fácilmente.

El Rey Windows escuchó con mucha atención los argumentos de todos. Luego se retiró con sus asesores: Mr. Vaquero Mouse, Pantalla Plana y Winvista para tomar una decisión. 

Después de muchas horas de deliberaciones, aparecieron para dar su veredicto:

–En el Valle del Chip, todos ustedes son muy importantes; al señor Disquete,
por sus años de ayuda, se le agradecen sus servicios y ocupará un sitio especial en el salón de cómputo. Al señor Brillito CD le reconocemos su valioso aporte, sin él no tendríamos películas ni programas instaladores de Software. 

Sabemos que el señor Fortachón Disco Duro es muy importante dentro de la CPU y es imposible desmerecer las capacidades y velocidad del señor Peque Flash; por eso, todos ustedes han sido declarados como dispositivos de almacenamiento muy importantes y necesarios. Sin su aporte, las computadoras no tendrían dónde guardar sus datos.

Todos aplaudieron y salieron felices por la decisión tomada. Desde aquel día, la paz y la tranquilidad
volvieron y permanecieron por mucho tiempo en el Valle del Chip.